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Sádaba: "Los derechos favorecen que cada cultura tenga su forma de ser"
Eguna: 19.12.2008 | Iturria: EL PUEBLO DE CEUTA.ES

Fuente imagen: www.ugr.es
Las ponencias de los expertos Iñigo Moré y Javier Sádaba clausuraron la sexta edición del Congreso Nacional sobre Inmigración, Interculturalidad y Convivencia.

Tras casi una semana de debate e intercambio de ideas e investigaciones, ayer se dio por concluida la sexta edición del Congreso Nacional sobre Inmigración, Interculturalidad y Convivencia. Aunque para los participantes la clausura final tendrá lugar en la jornada de hoy con la visita cultural al país vecino, concretamente a Xauen.

Los encargados de cerrar el foro de reflexión sobre la aldea global fueron los expertos Íñigo Moré, con su ponencia sobre Fronteras económicas, y Javier Sádaba, que versó sobre Pluralismo, inmigración y mestizaje.

Fronteras Económicas

“El hecho relevante de Ceuta, lo que es importante desde un punto de vista de especificidad, es que tiene una frontera con Marruecos. Sin esa frontera, no sería la misma ya que se trata de la más desigual de la Unión Europea, del mundo desarrollado. Esa extremada desigualdad genera unos efectos que explican las dinámicas que vive la ciudad”. Bajo estos parámetros y tras una breve introducción de las fronteras mundiales, iniciaba su exposición el experto Íñigo Moré, procedente del Centro de Investigación Remesas.

El investigador explicó que las fronteras se han convertido en los principales pasillos para el narcotráfico y en estas, de carácter desigual, existe una ideología que produce un antagonismo entre las dos sociedades vecinas, que apenas se otorgan reconocimiento. “Ese antagonismo es social y político porque las fronteras desiguales son territorios disputados, nunca reconocidos políticamente por países vecinos. Son territorios apenas delimitados donde a veces existe una limitación terrestre pero falta una marina o viceversa”, argumentó Moré.

Uno de los mecanismos que incrementan el antagonismo, según el investigador, es la existencia de esos muros, vallas o parapetos que delimitan los territorios y rompiendo estas barreras se podrían llegar a compartir derechos y deberes fomentando una integración y disminuyendo la desigualdad. “Hasta ahora se nos ha vendido que la solución es edificar muros pero lo cierto es que el proceso más exitoso de integración que ha habido en el mundo ha sido precisamente derribando uno, el de Berlín”, concluyó Moré.

Pluralismo y mestizaje

Tras las aportaciones del investigador, subió a la plataforma, para clausurar el congreso, el experto Javier Sádaba quién inició su ponencia hablando del carácter de los derechos y sus limitaciones teniendo en cuenta los valores y parámetros morales y éticos. “Hay derechos que favorecen que cada cultura tenga su forma de ser pero por otro lado también hablan de algo que es universal como el valor moral. Y el mestizaje trata la convivencia de culturas aprovechando lo que se gana de uno o de otro pero sin trasgredir ni romper señas. Y es ahí donde hay que colocar la inmigración”, adelantó Sádaba.

El ponente también quiso diferenciar dos términos que con frecuencia se suelen confundir y utilizar como comodín: mestizaje e integración. “Integración está muy bien para hablar de derechos y deberes a todos en una misma comunidad. Pero si integrar es desgarrar a los países y quitarles lo que tiene, está mal. Y con el mestizaje hay que tener cuidado porque prácticamente somos iguales y tenemos mínimas diferencias”, explicó.

Lo ideal, según advirtió el experto, sería que desaparecieran los estados y que hubiera una orden supranacional que gobernase en una sociedad globalizada planetaria y que cada comunidad tuviese su propia cultura.

 “Ahí, tener buena voluntad para entenderlas todas”, añadió.

Existen derechos universales que en mayor medida dependen de la cultura en la que se registren se cumplen o no, como por ejemplo, el papel de la mujer en las diferentes religiones. “Lo bueno de los derechos es su universalidad lo malo es que no se aplica. Torturar está mal en cualquier sitio, sea Marruecos o en París, y que la mujer esté sometida es algo que teóricamente hay que rechazar, es un valor. La cuestión está en cómo se evita eso. Yo soy partidario de un poder neutral en el que no se permitiera la lapidación de las adúlteras”, sintetizó.

Para concluir su intervención, Javier Sádaba confesó que “creo en una integración con ciertos valores cada vez más reconocidos por todos aunque siempre habría un efecto, el intentar eliminar el genoma de cada persona. Por eso la globalización debería impregnar la moral y los derechos y el resto, anchas castillas”, sonrió con gesto amable, el profesional.

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